La huella más visible y más conocida que un hombre deja en el mundo al partir es la huella de sus actos, de sus realizaciones, de sus triunfos y de sus fracasos. Hay otra huella, sin embargo, mucho más profunda y que refleja mejor lo que ese hombre ha sido: la huella de sus aspiraciones, la huella de sus sueños, la huella de sus ilusiones. La huella de lo que él hizo para dejar el mundo como él hubiese querido que el mundo fuese; la huella de las enseñanzas que sembró en la mente y en el corazón de aquellos que le rodearon, de tal manera que pudieran algún día dar fruto, plantadas y cuidadas por sus discípulos; la huella del ejemplo que dio en su casa y que llega a su propia familia, a aquellos que han compartido íntimamente su vida.
Nuestro más sentido pesamé a: Hno. Comandante Timoteo Barrera