lunes, 14 de junio de 2010

Ten Paciencia y Espera Contento...

Los Tres Arbolitos

En lo alto de una colina habían tres arbolitos y siempre hablaban de lo que les gustaría ser cuando crecieran. Uno decía: “Yo quiero contener un tesoro, estar cubierto con oro y piedras preciosas. Seré el más lindo baúl de tesoro del mundo”. El segundo arbolito mirando al arroyo que dirigía sus aguas al océano, decía: “Yo quiero viajar por aguas poderosas y transportar reyes. Quiero ser el barco más grande del país”. El tercer arbolito mirando al valle que estaba a sus pies y la gente que andaba por los caminos, dijo: “Yo no quiero irme de esta colina, pero quiero crecer muy, pero muy alto, para que cuando las personas se acerquen, tengan que elevar sus ojos mucho para verme y entonces al mirar hacia el cielo, podrán ver a Dios. Yo seré el árbol más alto del mundo”. Mucho tiempo pasó. Los árboles ya habían crecido altos y fuertes. Unos leñadores subieron a la colina y uno de ellos dijo al tocar a uno de los arbolitos: “Este árbol esta muy fuerte y es lo que quiero”. Con su hacha lo tumbó y se lo llevó. El árbol dijo: “Ahora podré convertirme en un precioso baúl y así podré contener tesoros”. El segundo árbol cayó y también se le pudo oír que era el momento de que se cumpliera su sueño. El tercer leñador sin siquiera mirar al cielo, empezó a usar su hacha para tumbar al tercer árbol.

El primer árbol fue usado para hacer una caja para alimentar al ganado y nunca fue usado para ser llenado de oro y joyas. Fue llenado de aserrín y alimento para vacas. El segundo árbol sonreía cuando vio que era llevado a un astillero. Luego fue usado para construir un pequeño bote de pesca y posteriormente llevado a un pequeño lago. El tercer árbol estaba muy confundido cuando fue cortado en algunas vigas grandes y dejado en el aserradero. “¿Qué pasó?” Dijo, “lo único que yo quise es quedarme en la colina y señalar hacia Dios”.

Muchos días pasaron y ya los tres árboles casi habían olvidado sus sueños. Pero una noche, una luz dorada iluminó al primer árbol y una mujer colocó su hijito recién nacido en la caja de alimento para las vacas. El marido dijo: “convertiré esta caja en una camita para el bebe. Estamos en el lugar perfecto”, dijo la pareja. Entonces fue que el arbolito se dio cuenta que estaba conteniendo al tesoro más grande del universo y que su sueño se había cumplido.

Una noche un cansado viajero y sus amigos se subieron al botecito de pesca. Los viajeros se quedaron dormidos, mientras el botecito navegó por el lago. De pronto apareció una gran tormenta y el botecito sabía que no tendría la fuerza para enfrentar la tormenta y menos con aquel peso de los hombres. De pronto el viajero despertó, se paró y señaló con su índice a donde provenía la tormenta y le dijo: “Paz”. De pronto la tormenta paró tan rápidamente como había empezado. En ese momento el segundo arbolito se dio cuenta que estaba llevando al Rey del Cielo en la Tierra.

Un viernes por la mañana, el tercer arbolito se sorprendió cuando sus vigas fueron de pronto sacadas del aserradero. Se horrorizó cuando multitudes lo arrastraron gritando y luego con mucha crueldad clavaron a un hombre en sus vigas. Se sintió muy mal y triste por haber sido parte de esa crueldad. El domingo, muy temprano por la mañana, la tierra tembló y el Sol salió y sintió alegría porque se dio cuenta que el amor de Dios había cambiado todo para el mundo. El arbolito se había convertido en unas vigas tales, que cuando la gente pensara en Dios se acordaría de su madera. ¡Eso era ser el árbol más grande del universo!


Cada vez que te sientas triste porque no has podido
tener lo que querías, ten paciencia y espera contento porque Dios seguro está
pensando en algo mucho mejor para darte.